Robert Allen Zimmerman ha conseguido el Premio Nobel de Literatura y lo recibirá con el nombre que tomó de otro gran poeta, Dylan Thomas, a raíz del cual se convirtió en Bob Dylan.
"Por
haber creado nuevas formas de expresión poética dentro de la gran
tradición de la canción estadounidense". Con este escueto comunicado ha
justificado la Academia sueca su dictamen. La secretaria de la academia,
Sara Danius, ha sigo la encargada de leer el nombre de Dylan. Tras el
anuncio, ha declarado: "Bob Dylan es un gran poeta. Tan simple como eso. Es un gran poeta en la gran tradición de la lengua inglesa, que va de Milton y William Blake
en adelante. Al mismo tiempo, es un autor que abraza la tradición, y no
estoy hablando sólo de la alta tradición, sino de la más popular. Así,
su repertorio incluye canciones folk de los Apalaches, blues sureño del Delta del Misisipi, hasta llegar a Rimbaud y al modernismo francés. Y maneja esta herencia de esta forma absolutamente original. Nadie ha hecho lo que él ha hecho".
¿Cómo interpretar un fallo tan atípico?
el sol parece que se detiene y se muestra en su máximo explendor.
Las 'Celebraciones del Sol' es una actividad sistemática del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera que se realiza cuatro veces al año, al comienzo de cada estación.
Los ciclos astrales no pasaron desapercibidos para ninguna sociedad en la antigüedad y,
menos aún, para las megalíticas.
Es más, estos ciclos astronómicos marcaban los ritmos en todos los aspectos de la vida,
desde la cosecha a los rituales de la muerte.
Menga, Viera y El Romeral forman un conjunto de Dólmenes en Antequera.
Los dólmenes megalitos constituyen las primeras formas de arquitectura monumental en la Prehistoria europea, desarrollándose, de acuerdo con los datos actualmente disponibles, desde comienzos del V milenio antes de nuestra era, período Neolítico, hace unos 6.500 años.
El significado simbólico exacto de que casi todas las cámaras megalíticas andaluzas miren al orto solar o salida del sol, no se conoce, pero es muy probable que la ideología religiosa estableciera que la luz del sol naciente era necesaria para que los muertos resucitaran en la otra vida.
El dolmen de Menga, formado por siete ortostatos (piedras que forman la pared) a cada lado y uno al fondo, se cubre con cinco enormes cobijas (piedras que forman el techo), siendo la última la más grande, de unos seis metros de longitud por siete de lado, y un peso aproximado de unas ciento ochenta toneladas.
Está orientado hacia el oreste ,es decir,
al norte de la salida del sol en el solsticio de verano,
algo totalmente anómalo en el contexto cultural en el que se sitúa.
Esto significa que se encuentra fuera del arco en el que el sol puede aparecer en el horizonte.
Sin embargo esta peculiaridad se comprende rápidamente
si se sitúa a la entrada del dolmen dirigiendo su vista hacia el frente.
Su mirada se topará con la excepcional Peña de los Enamorados,
un hito espacial cuyo perfil nos recuerda la cara de una mujer durmiente mirando hacia el cielo.
En la barbilla de dicho perfil se encuentra el abrigo de Matacabras
donde se disponen pinturas rupestres,
lo que viene a reforzar la convicción de la importancia otorgada a tal lugar.
En los albores del solsticio de Verano Menga se convierte en un lugar mágico,
incidiendo la luz del sol directa hasta su séptimo ortostato.
Algunas obras de Paul Gauguin en Martinica 1887, desde donde escribió una carta a su mujer diciendole:
Nos hemos instalado en una cabaña de negros y es un paraíso al lado del istmo [de Panamá]. Por debajo nuestro está el mar adornado de cocoteros, por encima, árboles frutales de todas las especies a veinte y cinco minutos de la villa.
Tres camaleones verdes echan carreras a través de la terraza;
uno se detiene a los pies de madame chasqueando su ahorquillada lengua, y ella
comenta:
—Camaleones. ¡Qué excepcionales criaturas! La manera en que
cambian de color. Rojo. Amarillo. Lima. Rosa. Espliego. ¿Y sabía usted que les
gusta mucho la música? —me contempla con sus bellos ojos negros—. ¿No me cree?
A lo largo de la tarde me ha contado muchas cosas curiosas.
Que, por las noches, su jardín se llena de enormes mariposas nocturnas. Que su
chofer, un digno personaje que me ha conducido a su casa en un Mercedes verde
oscura, había envenenado a su mujer y luego se había fugado de la Isla del
Diablo. Y me ha descrito un pueblo en lo alto de las montañas del norte que
esta enteramente habitado por albinos: individuos menudos, de ojos rosados,
blancos como la tiza. De vez en cuando se ven algunos por las calles de Fort de
France.
—Si, claro que la creo.
Ladea su cabeza plateada.
—No, no me cree. Pero se lo demostrare.
Diciendo esto, entra resueltamente en su fresco salón
caribeño, una estancia umbría con ventiladores que giran suavemente en el
techo, y se coloca ante un piano bien afinado. Yo sigo sentado en la terraza,
pero puedo observarla: una mujer elegante, ya mayor, producto de sangres
diversas. Empieza a tocar una sonata de Mozart.
Finalmente, los camaleones se amontonan: una docena, otra más,
verdes la mayoría, algunos escarlata, espliego. Se deslizan por la terraza y
entran correteando en el salón: un auditorio sensible, absorto en la música que
suena. Y que entonces deja de sonar, pues mi anfitriona se yergue de pronto,
golpeando el suelo con el pie, y los camaleones sales disparados coma
chispas de una estrella en explosión.
Ahora me mira.
—Et maintenant? C'est vrai?
—En efecto. Pero resulta muy extraño.
Sonríe.
Al levantar los ojos del
demoníaco brillo del espejo, noto que mi anfitriona se ha retirado
momentáneamente de la terraza y ha entrado en su salón umbrío. Resuena un
acorde de piano, y otro. Madame esta jugando con el mismo son. En seguida se
reúnen los amantes de la música, camaleones escarlatas, verdes, espliego, un
auditorio que, alineado en el suelo de terracota de la terraza, se asemeja auna extraña adaptación
escrita de notas musicales. Un mosaico mozartiano. Música para camaleones......Truman Capote.