viernes, 13 de marzo de 2015

Azul crepuscular



 El azul crepuscular había inundado todo el paisaje. Las voces de los pájaros yacían dormidas en sus


menudas gargantas. Al alejarme de las aguas que corrían, entré en una zona de absoluto silencio. Y mi

corazón salió entonces del fondo de las cosas como un actor se adelanta en la escena para decir las

últimas palabras dramáticas. Paf... paf... Comenzó el rítmico martilleo y por él se filtró en mi ánimo

una emoción telúrica. En lo alto, un lucero latía al mismo compás, como si fuera un corazón sideral,

hermano gemelo del mío y como el mío lleno de asombro y de ternura por lo maravilloso que es el mundo.



                                                                                                                    Ortega y Gasset


                                                            the glory of love
Coney Island. Lou Reed.

No hay comentarios: